martes, 2 de enero de 2024

La habitación de la adolescente

Una  sola hija mujer.

Fue solo una hija la que fue mujer,  una niña, luego llegaron cuatro varones que nacieron de  ese matrimonio. Una niña a la que ya habían bautizado con un  sobrenombre antes de nacer. Es que la madre titubeaba con el nombre de José, si es que acaso el bebé que esperaba fuese un niño. José, -se reían los tíos- como el compañero de banco de la madre, José, como el amigo del padre, compañero de aventuras de la juventud.  El padre del bebito que esperaban no estaba para nada contento con el nombre del cual se reían los tíos, y cuando se produjo el parto la beba fue vitoreada  como "Pepita". 


Un apodo es un  apodo y hubo alguien que dijo Un apodo es la piedra más dura que el diablo puede arrojar a una persona”,  no sé quien fue William Hazlitt,  pero el Pepita quedó nomás en ese ser  que fue creciendo, como una piedra dura, a veces como una flor bonita que se arroja también.  Aparte de la niña, que finalmente se llamó Laura María, la familia siguió teniendo hijos, nacieron otros dos, varones, seguidos, esperados o no tanto, la familia había crecido súbitamente y  necesitó de otra vivienda para instalarse, por unos años, y con un salario magro de médico y de policía (investigador de la policía, perdón), la familia se trasladó al domicilio de la abuela, que había quedado viuda y vivía en un caserón en pleno centro, con numerosas habitaciones y patios alejados. 

El caserón fue un salvavidas de plomo para la familia. Horripilante experiencia para la madre, convivencia forzada con las hermanas solteras y casadas del padre, ellas con sus vidas alegres y licenciosas, los múltiples hijos correteando por los largos patios. los cuñados que la madre debía aceptar como familiares. una pesadilla para la madre, que no había vivido nunca esa convivencia en su provincia. El caserón sin embargo, se encontraba en un barrio céntrico  muy lindo, requerido por las familias tradicionales, por eso casi toda la familia del padre vivía ahí en ese momento.  Las habitaciones de recepción daban a la calle, el living, el gran comedor, y mientras se ingresaba uno iba recorriendo otras dependencias, las piezas, los baños, hasta llegar a  las habitaciones de servicio al fondo, con las soledades de las empleadas y la oscuridad de esos cuartuchos miserables. En el patio del fondo había una higuera que el padre de la niña amaba.Felizmente no duró mucho ese momento infeliz de convivencia con los abuelos , pronto el padre compró una casita en una esquina de un barrio que se estaba construyendo, esos eran los cimientos de la gran clase media de los años 1960.


Como fuera que fuese, padre, madre y tres chiquitos,  se mudaron con poquitos petates un buen día. El barrio tiene calles de tierra, no importa, los niños son felices. El barrio carece de nombres en las calles, no importa, el padre le hace carteles con maderas de cajones de manzanas. En el barrio pasan los mas hermosos caballos de carreras, -¿viste gorda? ¡Es que cerquita está el hipódromo, y el Jockey Club! -dice el padre-

Y a la madre de ojos azules se le eriza la piel, y no sabe porqué. Dentro de ella misma hay una certidumbre,  lo sabe bien, su apellido es inglés y a los ingleses les gusta el turf, las carreras, los caballos lustrosos. El deporte y los caballos están en la sangre de la madre, por más que ella no lo admita.





 Y allí van pasando los años de la infancia en el patio de calles de tierra. 






La niña va creciendo, como crecen todos los niños, el barrio resulta un barrio de extranjeros, en la cuadra hay una familia de apellido italiano, cuya madre grita al  atardecer, cuando los juegos en la calle se han apaciguado, todos los nombres de sus hijos "¡Bettina! ¡Flavio! ¡Fabiana!" para que entren a bañarse y acicalarse para la cena. Impecables.  

Al lado viven los yugoeslavos, madre y padre con dos hijos enormes de tamaño y callados, muy dulces y buenas personas, casi en la esquina, frente a la casa de los Cámara, vive un matrimonio con dos hijos, ella es francesa, trés chic, alta, flaquísima, fabulosa. Su marido es mendocino, como ella también ya que se conocieron en San Rafael, Mendoza. La madre le habla a sus hijos en francés, y la niña rechaza la lengua extranjera, la madre le dice a la nena "la goggda" porque es una niña divina y gordita, que ama el orden, los libros de cuentos y los jardines que diseña su madre. La vecinita de enfrente juega a menudo con Caroline, y comparten el mundo de las muñecas y los libros de Perrault, si, dicho así, en español, no en francés.  La vecinita, por ende aprende a hablar en francés escuchando los dichos de la mamá de su amiga. 


Los cumpleaños de los años sesenta,
los niños de pantalones cortos, camisa y corbata.




 Cerquita de la casa de la esquina hay otro extranjero más, un ingeniero alemán seriesísimo, alto, casado con una mujer árabe por demás bella, y ellos tienen cuatro hijos, algunos muy alemanes, algunos con una riquísima mezcla en sus facciones. En la esquina alejada vivía una familia que estuvo comprometida políticamente en los años setenta, y allí hay otra crónica escrita que prometo publicar acá.  Y ese era un poco todo el barrio, que fue creciendo pausadamente en la infancia. Hubo juegos, canchitas, baldíos en los que se podía construir chozas, no había peligro, fuimos todos hermanos.

(estas somos nosotras hoy: Fabiana, Caroline, Lisa y yo, la patrona)



La familia de la niña fue creciendo y la casa era grande, los varones dormían juntos, luego los mas grandes tuvieron su cuarto y los más chicos otro. Y la niña siempre tuvo un cuarto propio.

Podía desordenar a su antojo, pues había siempre una empleada venida de Jujuy para ayudar a la madre y trabajar en la casa. En fin, siempre hubo libros, revistas, muñecas, ropa, y porquerías en los cajoncitos pequeños del placard. Eso quería la niña, que mientras tanto leía y leía en sus ratos de ocio, ya que sus hermanos varones salían todos a jugar entre ellos y con los vecinos. Ella elegía la lectura. Un buen día le apareció una familia que se instaló cerquita, en otra calle, y con esa familia vino la amiga de toda la vida, la familia francesa ya vivía lejos, en zona noroeste, en una casa bellísima, con pileta de natación y cancha de tenis adentro.

 Las dos amigas nuevas se abrazaban en las soledades, en los malos momentos de abandono, porque lo chicos de los años sesenta fuimos chicos de muchos hermanos, de madres que no miraban profundamente a sus hijos, tan ocupadas a veces, tan depresivas, otras.

Lisa y Laura se hacen amigas, se reúnen, juegan, comparten las muñecas y los juegos de té, los largos libros que las atrapan, y tejen una amistad que dura hasta hoy, con sus vericuetos, sus distancias, y sus largas charlas.

Y la niña deviene mujer. Una noche a fin de un año en donde la jóven había terminado sus estudios, a la casita de Iponá llega a buscarla para salir  un joven flaquísimo, flautista, músico. La niña -sin saber el porqué de su vocación-, había elegido el teatro  para su vida, tal vez porque le gustaba expresar, tal vez porque le gustaban el cine, la tele, la actuación, ni ella misma se podía explicar el porqué de la elección. Lo cierto que el muchacho era artista como ella, y allí fueron los dos, se enamoraron y se eligieron. 

Usted que está leyendo se pregunta a todo esto: ¿Porqué esta nota se llama "La habitación de la adolescente?   ¿Qué me está contando esta patrona?

Y es que llegamos al día de hoy,  en que la Patrona recuerda y rememora su infancia y adolescencia, el barrio en donde ya no vive y que quedó allá en el sur de la ciudad, con las calles "vacías de niños" como decía María Elena Walsh  hablando de Paris con gabán de pizarra. El barrio con caballos del Hipódromo, con sus cuidadores orgullosos, con los vecinos gritones y los idiomas de todas partes. Laura, la patrona se ha casado hace mil años, ha tenido hijos propios y el tiempo ha sido tan veloz que ya los mismos hijos no viven con ella y su marido, y Laura tiene tiempo para rememorar y escribir. Y lo hace.

Es de confesar que los cuartos en donde habita esta rata del Horóscopo chino, (nació en fines del año sesenta, y tiene todas las características del roedor), son fascinantes. Hasta para ella misma, hay ropa, ruleros para su pelo rebelde,  collares hechos y que ella misma se fabrica, libros sin leer, libros leídos y no ordenados, además por rincones encontramos: ropa, zapatos, cosméticos en cantidades, a veces muñecas a medio vestir, revistas de todo tipo: moda, manualidades, arquitectura, literatura. A la única persona que le disgusta esta convivencia es al marido de la Patrona, que la sufre en silencio y a veces explota de ira cuando encuentra algún zapato tirado. Laura hace esfuerzos, ordena su placard una vez por semana, de vez en cuando tira algún producto de cosmética ya vencido, pero es más fuerte que ella la pulsión desordenada y acumuladora.

Y así también un día nuestra patrona artista llega a trabajar como profesora en Centros de Día, donde personas mayores se reúnen a aprender, a divertirse y a charlar, a crecer como mayores y a tener una hermosa calidad de vida en el aprendizaje junto a pares, a amigos en donde todos procuran estar bien. 

 Y es allí que esta Patrona tiene sus "Habitaciones" nuevamente, la que le da título a esta nota está en el Centro Paseo de las Artes, allí Laura instaló una radio, con sus parlantes ( estaba juntando polvo en un depósito), allí los CDs se pueden escuchar y la música invade la biblioteca, que además es Ludoteca, pues Laura estimula al juego entre personas mayores, e incita a la lectura de libros, y se permite tener revistas viejas y hojearlas entre las horas sin alumnos. Los colegas le dicen "adolescente" a ella, que ya es sexagenaria, y la Patrona se ríe mucho, de verse en ese antiguo lugar de adolescencia, aún asi, aceptando los próximos sesenta y tres, ésta mujer se siente feliz  de recordar todos los cuartos, las habitaciones en las que ha dormido, amado, leído hasta la madrugada, acumulado objetos inservebles  y sobre todo y más allá de todo, ésta mujer ha sido muy feliz.



La patrona
artista.








La patrona en ruleros!

Feliz comienzo de año Patrona!



martes, 26 de diciembre de 2023

Fiestas?

 Comienza diciembrey uno pone la proa en los dos festejos del 24 de diciembre y el 31, ¿Qué haremos? ¿Con quién nos juntamos?  Y la lista en realidad debería tener otros items, a saber:


-¿Tengo realmente ganas de festejar?

-¿Qué y con quién festejaría algo?

-¿Estoy contenta con lo sembrado y cosechado durante este año?

-¿Qué música nueva escuché? ¿Qué pinturas, obras de arte ví y amé que me volaron la cabeza?

-¿Conocí lugares nuevos? ¿Viajé? 

-¿Qué personas me dejaron huellas?

¿Qué acontecimiento me sacudió y me hizo sentir-reflexionar-cambiar?

-¿Cuáles son los cambios míos, cuales los de mi pareja, cuáles los de mi familia?

-¿Me gustan esos cambios? ¿los acepto o los rechazo?

-¿cuáles son los deseos profundos para el año que comienza que quiero que se mantengan y se acrecienten durante cada día del próximo año?

-¿qué libros me van a iluminar, como me iluminaron durante todo este tiempo? ¿Cuáles películas me van a guiar, qué palabras o diálogos  van a quedar marcados en mi corazón?

¿Voy a seguir siendo yo o me voy a convertir lentamente en una persona protestona, amargada, envejecida mal?  

¿La vida de cada ser de esta tierra me seguirá atravesando?

 ¿Amaré como todos los días a la Naturaleza?

 ¿Seguiré como todos los años esperando el otoño, enfrentando al invierno y asombrándome con la primavera que  se expande en mi propia vida todos los años?


Preguntas y deseos de este tiempo que van más allá del Vithel Thonné,  Preguntas que le hago  al mes de diciembre. Todos los días y todos los años.

A manera de petit racconto, van algunas fotos de momentos buenos del 2023


Enero, mi cumpleaños, junto a David y Ana,
él ya no está más.



José Y Fernanda, hermanos jujeños!



Jujuy! familia, tios, en marzo 23.


Lola Mora!

Encanto, la ruluda, viaja conmigo a Jujuy!



Mayo, veinticinco con locro con el amor de los amigos.

mi trabajo como profe, en todo el año. Paseos, actuaciones.




los hijos amados en el día de la Madre.


 Invierno
paseo con los pequeños: Paloma y Rodrigo








Navidad 2023, el amor de mi vida, con su sobri-nieto Joaquín.


Y  así fue este maravilloso, intenso y brutal año.  Y allí fueron todas mis preguntas.  Felicidades!

domingo, 3 de septiembre de 2023

 

Entre Los Espinillos y Paris.

 

La mujer ha escapado al campo con su compañero.

 La ciudad arde de malas noticias, ladridos de perros, odios solapados y rabia, se hace preciso entonces,  escapar, tomar el  automóvil con apenas lo necesario para pasar  una noche silenciosa, una madrugada estrellada, un día radiante de sol y viento de agosto. 

Cuando ya sus huesos están más relajados,  en la profundidad de la noche campestre, la mujer camina un poco sintiendo el frío del invierno.  huele, observa minuciosamente las estrellas y constelaciones, los ojos abarcan todo lo que la oscuridad de la noche permite atisbar. Vuelve a la cama con el compañero y se hunde en el sueño, pensando en el día siguiente,  ella se percata de éste fin del invierno y sabe  que minuto a minuto, la primavera  se va abriendo paso, lenta, pero poderosamente.


 En la mañana del domingo, la mujer se levanta de buen humor y con hambre, el café compartido la espera y también las tareas de la tierra, regar un poco, quitar los yuyos de un pequeño jardín.

 Antes, esta señora decide encender  la radio, su marido la observa y le dice que ella no puede estar nunca desconectada, por más que lo intente, la mujer  sonríe y admite que es verdad, y no puede pasarse de escuchar la radio, como lo hacía desde que era niña. Una información de golpe la sorprende, para ella ya no era relevante: ese domingo se festeja en su país el día del niño y de la niña.

La mujer se queda quieta, el silencio del entorno le pesa  e inmediatamente vuelve a su memoria esa  niña que fue una vez, una niña distraída, dulce, una vocecita cantora, un ser que dibujaba y que era curiosa, una niña voladora.

 



Busca una foto en su archivo y aparece ella en un día de festejo,el jumper verde escocés, la reja de enfrente de su casa y ella junto a sus primos y amigos del barrio, -¡Mirá! --se dice- ¡Caroline y Paul, están en esta foto, Se la voy a mandar! 


La Caro está  trabajando por el momento en Paris, sin pensar, la mujer pega la foto en un wats app y la envía porque sabe que Caroline va a apreciar esa foto de pequeñas.




En la mañana de ese domingo el mensaje atraviesa el inmenso océano y del otro lado del celular la Caro se emociona y contesta palabras bonitas, está sola, pronto va a dejar su trabajo en Paris para viajar un poco antes del regreso a Argentina.

 La infancia las reúne a las dos mujeres en una linda charla.


Hablar y comunicarse es tan necesario para esta señora, contar cosas de su vida, sucesos que le han pasado, y que le acontecen día a día, la charla se hace larga, poblada de anécdotas de ahora y de antes.

 Caroline le cuenta que siempre detrás de los vestiditos con frunces de punto smock estaba su madre, tan francesa y hacendosa, aquella espléndida mujer flaca que cuidaba con esmero el jardín de su casa, de su marido de quien estaba enamoradísima y también de sus hijos,  y  sin embargo esta mujer que hoy cuenta estas cosas veía  a su madre como un personaje un ser que ella misma se había diseñado, una madre extranjera muy especial. -Mi madre ya no está,- dice Caroline como soñando, -la mía tampoco, murió muy jóven, ¿te acordás? ¡Todo nos ha costado tanto desde sus ausencias! Nos reímos y recordamos la hazaña de vivir en aquel barrio de calles de tierra en tiempos de hace mucho.

Y las dos, cada una con su celular, nos damos cuenta de que estamos juntas,  que nos estamos abrazando en un abrazo lejano, cercano, virtual y amoroso,  Que  ya somos grandes y que nos necesitamos, aunque más no sea para charlar un rato, para enviar una foto vieja,  para celebrar  entre las dos, en este día de agosto, el día de las niñas.





viernes, 3 de febrero de 2023

palabras para los hijos, pues ya no están en casa.

 «la poesía es la única escapatoria posible de un ser humano hacia dentro de sí mismo».



 
 

Este es el poema que se volvió viral de Magdalena Blesa, (poetisa española que recita en cárceles, bibliotecas, escuelas)

«Instrucciones a mi hijos»

Jamás un conato de daros la vuelta

Jamás una huida, por muchos que sean

Jamás ningún miedo, y si acaso os diera,

Jamás os lo noten, que no se den cuenta

Jamás un “me rindo”, si no tenéis fuerzas

Aunque fuese a gatas, llegad a la meta

Que nadie os acuse… ¡miradme a la cara!

Que nadie os acuse de dejar a medias un sueño imposible…

(Si es que los hubiera)

Yo no los conozco,

Y mira que llevo yo sueños a cuestas

Jamás, y os lo digo como una sentencia, ¡miradme a la cara!

Jamás en la vida paséis por el lado de cualquier persona sin una sonrisa

No hay nadie en el mundo que no la merezca

Hacedle la vida más fácil, ¡miradme!

A cada ser vivo que habite la tierra

Jamás se os olvide que en el mundo hay guerra

Por pasar de largo sin gloria ni pena delante de un hombre

Y no preguntarnos qué sueño le inquieta

Qué historia le empuja,

Qué pena lo envuelve,

Qué miedo le para,

Qué madre lo tuvo,

Qué abrazo le falta,

Qué rabia le ronda,

Qué envidia lo apresa…

Jamás, y lo digo faltándome fuerzas,

Si el mundo se para,

Os quedéis sentados viendo la manera de que otro lo empuje

Remangaos el alma,

Sed palanca y rueda,

Tirad de la vida vuestra y de quien sea,

Que os falte camino,

Perded la pelea contra los enanos

No sed los primeros,

Que os ganen los hombres que no tienen piernas

No sabedlo todo,

Dejad que contesten los que menos sepan

Las manos bien grandes,

Las puertas abiertas,

Anchos los abrazos, fuera las fronteras

Hablad un idioma claro, que se entienda

Si estrecháis la mano, hacedlo con fuerza

Mirando a los ojos,

Dejando una huella

Prestad vuestra vida,

Regaladla entera

Que a nadie le falte ni una gota de ella

¡Cantad!

Que cantando la vida es más bella

Y jamás, os hablo desde donde nazca

El último soplo de vida que tenga,

Jamás una huida

Por muchos que sean…



Abro mi correo y aparece esta poesía en Zenda. Me  trae todo el momento de golpe, ya mis hijos no están en casa. Ayer trasladamos a Nicolás, nuestro tercer hijo, en la foto, el que aparece a la izquierda.

 Adiós a una etapa de muchos años en mi vida, el ritmo de las comidas, la nutrición, la ropa, los horarios,  la escuela, las mochilas y zapatillas. Ni hablar de los médicos y los dentistas. ¿Llegarás tarde, te guardo comida? ¿Estás con tus amigos, quienes? En fin, una larga lista de deberes, de tareas que hacemos y vivimos con gusto mientras hay bullicio de hijos en casa. El tiempo inexorable pasa y nuestros chicos se hacen grandes, traen a dormir en casa a gente que quieren, nos invaden entonces otros desayunos, otros sinsabores , otros desórdenes y aparecen los problemas de grandes, a eso también le damos la bienvenida.


Adultos como padres, vamos creciendo y entendiendo realidades nuevas, pero en el fondo en esa pareja que formamos queda el resabio del encuentro, o más bien, la necesidad de que algún día nos vuelva a encontrar juntos para disfrutar de una casa solos. Aunque nos encontremos con el silencio, con nuestras propias presencias viejas, aunque seamos otros y tengamos cuerpos mas viejos que no resistan escaleras o que olvidemos a veces nuestros  objetos en los distintos espacios, y tengamos por fuerza que ir a buscarlos subiendo o bajando esas escaleras, ya que no hay nadie que nos alcance lo que necesitamos.

El nido vacío, ¡qué oportunidad! vendrán los días de huerta, de dibujos y diseño,  de escuchar la propia música, las comidas que queremos, los platos  que nos gustan , sin culpa de que haya un comensal que no los prefiera, elegiremos seguro,  menúes con carne, ya no vegetarianos. ¡Vendrán los días en que encontraremos nuestras medias en nuestros cajones! Saber que si dejamos algo en un lugar ¡será altamente probable encontrarlo ahí mismo! Seguro que podremos apreciar el  dulce silencio de las noches, sabiendo que la vida hace que cada uno de nuestros hijos  elija cómo duerme y con quién.

 ¡Qué  momento que nos espera, la vida es un proceso maravilloso y éste momento es una oportunidad que hemos forjado con paciencia, los dos padres, día a día , a lo largo de los meses y de los años.


Me encanta como la poetisa de Zenda, Magdalena Blesa, ordena a sus

 hijos: "Cantad, que cantando la vida es mas bella", un muy buen

 consejo a hijos artistas. Tanto en estos días como en días del pasado

 los hijos son un maravilloso proyecto y creo que les hemos dedicado

 muchas horas de contención de alegría y de estructura. Ahora nos

 toca a mi marido y a mi, juntos y cada uno con sus cosas, encontrarnos, tocarnos, volver a ser amigos y

amantes, no dejar entrar en nuestra casa los rencores, las rabias, las viejas facturas sin cobrar. 

 Que sean bienvenidos en cambio la aceptación, la alegría, los masajes sanadores para los cuerpos y las

 almas.

¡Dejar entrar nuevos aires y visitar a los críos con  sus realidades, disfrutar de nuestro nido, lleno de

 expectativas y oportunidades, qué bueno eso!


¡Vamos por esos momentos, vamos por  ello!




jueves, 26 de enero de 2023

Valijas poéticas para un futuro viaje.

Esta semana que transcurre, 

me encuentra trabajando en un sitio distinto.

lejano. 

Un sitio donde puedo explayar lo que siento, y plasmarlo.


(Detrás de esa mujer que se sienta en su ordenador, en el trabajo

está la Patrona que la observa y la mira, -¡Por fin! Se ha sentado,

¡qué mujer inquieta y curiosa, siempre andando!)




Preparo un viaje.

Un viaje al pasado, a mis abuelos. Al abrazo de mi abuela muerta 

a los cincuenta y tres años.

A la sombra del patio de la calle Belgrano.

A los jazmines del país y la Strelitzia en flor

de sus canteros olorosos

y amados.

Era sólo una niña curiosa.

cuando busqué ese reparo.

Y hoy siento la misma necesidad imperiosa de encuentro

de paredes antiguas,

de rejas y de amparo.


¡Ay vida que me ofreces,

ese viaje tan extraño!

Para que este cuerpo 

de mujer de sesenta

se asiente y libere

los recuerdos anclados.


Será en marzo ese viaje,  amenizado

con charlas y  profundos silencios

coloridos de flores y de exóticos pájaros.

-No llevar, -me digo-  en equipaje

 rencores, sinsabores, que amarguen 

mi lenguaje.

Sí cargar esperanzas, la ambición del encuentro,

el expectativas por palabras y lindos recuerdos

que matizarán -lo creo-

las coloridas tardes, y los sencillos afectos.


Jujuy profundo de abrazo

¿me esperas?

 Al cielo tan azul, a tus cerros voy yendo

¡que se pasen los días

y las horas y el tiempo! 



(Para no hacer tan denso y tan propio este momento, la patrona se reta en cordobés a si misma, -"¡por favor, mujer! ¡ Hablando en poesía, rescatá  tonada, tu acentito cordobés!-  

 (La patrona se interpela en esa ambivalencia de dos provincias, que hereda el personaje.

 El humor cordobés y la tonada salvan y la rescatan  a la Laura que sueña y que divaga por meandros de la nostalgia)

Y la poesía de los grandes poetas viene en ayuda, ahora del poeta jujeño Jorge Calvetti 

EL RETORNO 

a Guillemo G. Padilla 

Vengo a buscar la luz que me ha mirado, 

en el tímido tiempo de la infancia; 

vengo a buscar mi casa y su fragancia 

y el eco de los cantos que he cantado. 


Vengo a buscar el río colorado, 

el imperioso azul, la honda distancia, 

los silenciosos sauces de la estancia 

y el Cerro de las Rosas, perfumado. 

 

Aquí están mis recuerdos más queridos; 

aquí mi corazón y sus latidos, 

aquí a mi madre, pálida, se nombra…

 

Vengo a buscarlo todo y a buscarme. 

Aquí estoy y estaré. Aquí he de darme 

ya poblado de sombras, a la Sombra.

 

De Libro de Homenaje”, 1957.



La mujer sonríe pensando que el poeta jujeño, un día cualquiera,

 sesenta y seis años antes, 

adivinó su pensamiento.